El musical finalmente se estrena. Las críticas son un éxito, pero su exrepresentante conspira contra Camilo, empeñado en arruinar su proyecto. Franco agoniza. Sin embargo, las entradas no se venden y aunque Camilo hace lo posible para revertir la situación, descubre que alguien sabotea el acceso al teatro. La situación es tensa. Manolo le recuerda el crítico momento que atraviesan. Necesitan liquidez, no tienen crédito y el artista decide poner como garantía la casa de sus padres. Las cosas se complican, aún más, cuando muere Franco y el teatro debe cerrar por luto. Finalmente, gracias a una entrevista en TVE, logra la publicidad necesaria y las butacas empiezan a llenarse aunque las protestas crecen y los ultras, alentados por la mano negra del subsecretario, provocan un altercado que no trasciende, gracias a la intervención del propio ex representante que se arrepiente de su traición. Camilo se debate entre, seguir con el musical o retomar su carrera.