En Perfección, un pequeño pueblo al borde del desierto de Nevada, algo parece suceder debajo de la tierra. Cuando las líneas telefónicas y las carreteras quedan cortadas, los habitantes comienzan a sentir pánico, pues todo parece indicar que hay algo vivo y terrorífico bajo las arenas del desierto.

Las criaturas subterráneas que aterrorizaron a un pueblecito se abren ahora camino a través de los campos mexicanos. De nuevo, la población vuelve a estar a la expectativa, deseando que esta situación acabe pronto.

Los monstruos multiformes subterráneos, devoradores de hombres, vuelven a hacer estragos en la perdida población de Perfection, en Nevada. El aventurero Burt Gummer (Michael Gross) parece ser la única solución para combatir a los últimos engendros del proceso evolutivo. Tercera entrega de "Temblores" (Tremors, 1990), dirigida en esta ocasión por uno de los guionista de la saga. Fue lanzada directamente al mercado de video.

Cuando en la remota ciudad minera de Rejection (Nevada) unos obreros caen en las garras de un depredador invisible, Hiram Gummer, propietario de la mina y bisabuelo de Burt Gummer, contrata a un mercenario para destruir a las carnívoras criaturas antes de que destrocen su preciada fuente de ingresos. Lo que destrocen es un asalto sin tregua que traslada el campo de batalla desde las profundidades de la tierra hasta las calles de Rejection, un enfrentamiento lleno de suspense.

El peligro va a alcanzar cotas muy elevadas para el superviviente Burt Gummer (Michael Gross) en su caza del monstruo más peligroso con el que se ha topado hasta el momento. Cuando contratan a Gummer para capturar a un mortífero ser que aterroriza a Sudáfrica, éste y su nuevo compinche, Travis Welker (Jamie Kennedy), se enfrentan a una auténtica lucha por la supervivencia contra dos bestias salvajemente agresivas. Al descubrir que los monstruos han evolucionado hasta convertirse en criaturas aún más letales, su misión suicida les conduce a un nivel de terror desconocido... mucho mayor del que esperaban encontrar.

La secuela nos muestra a Burt Gummer y a su hijo Travis en una estación de investigación remota, donde deberán enfrentarse a los Graboides, que han sido convertidos en armas vivientes.

Los graboides son llevados ilegalmente a un nuevo resort en una isla por un playboy rico como una forma peligrosa de caza de trofeos, y Burt Gummer interviene para salvar el día.